Soy una joven mujer de 22 años de edad, mi nombre es Marisol, soy estudiante universitaria, vivo con mis padres y mi hermano quien tiene 24 años y también es estudiante de la misma Universidad privada en la que estudio yo.
Como es natural para una chava de mi edad, tengo mi novio y por supuesto tengo sexo con él. Desde muy joven supe de los placeres de la carne, me empecé a masturbar a los 12 años y mi primer encuentro sexual con un varón fue en la secundaria con un maestro que nos subía puntos en las calificaciones por dejarnos manosear por abajo del uniforme sin pantaletas y masturbarlo, acredité con 10 la materia gracias a dos mamadas de verga que le di, hasta que se vino en mi boca.
Mi hermano, Joel, también tiene su novia, se llama Rocío, es de mi misma edad y desde luego que tiene sexo con él. Aunque vamos a la misma Universidad no la conocía sino hasta que se hizo novia de mi hermano, es una chica muy simpática y bonita, sobre todo tiene un estupendo cuerpo que le gusta lucir, al igual que yo y todas las chicas de nuestra edad, en diminutas minifaldas y ajustados pantalones, y porqué no decirlo desde ahora, ambas somos apasionadas de la lencería pequeñita, muy sensual llena de encajes y transparencias.
Desde que la conocí nos caímos muy bien y hemos llegado a tener muy buena amistad, incluso nos hemos llegado a confiar ciertas intimidades, no sin mucho trabajo ya que ella es muy reservada o tímida, o tal vez no quería hacerme saber como se la coge mi hermano, hasta que a base de mucha insistencia en el tema me confío como es que se proporcionan placer sexual.
Esas confesiones me llevaron a desear sexualmente a mi hermano, quien desde antes de conocer a Rocío ya había manifestado deseos sexuales por mí, ya que le descubrí que me espiaba cuando me bañaba y como sucede en todas las familias mi hermano se masturbaba frotándose la verga con las pantaletas que me acababa de quitar dejándolas manchadas de su esperma, igualmente me desnudaba con la mirada y no perdía oportunidad de verme los muslos y al fondo las minúsculas pantaletitas que acostumbro usar.
A decir verdad todo lo que hacia Joel me excitaba mucho y premeditadamente le facilitaba las cosas para que pudiera ver mi cuerpo y se calentara deseando poder disfrutar de mis favores sexuales, todo ello pasó a ser una de mis fantasías favoritas cuando me masturbaba soñando que Joel me mamaba y cogía por todos mis orificios posibles incluso por las axilas y yo le chupaba su verga hasta que se venia y me tragaba su esperma.
Lo que más me hizo inclinarme a desear ser cogida por mi propio hermano fue la descripción que Rocío hacia de la verga de Joel, diciéndome que era muy grande y gruesa, que aguantaba sin venirse todo el tiempo que quería y que ella tenia que ser quien le pidiera que ya eyaculara, así como que sus testículos eran de gran tamaño y por lo tanto la cantidad de semen que expulsaba era muy abundante y lo podía lanzar a considerable distancia. También me confío que a mi hermano le encantaba besarle las nalgas y el ano, lo que me enloquece a mí cuando me lo hacen.
Todo ello alimentó mi ya de por sí desmedido deseo de tener sexo con mi hermano y acrecentó mi disposición al exhibicionismo con Joel facilitándole el que me pudiera ver las piernas y las pantaletitas cuando me sentaba frente a él, así como cuando me bañaba y sabia que mi hermano me estaba observando me lucia mostrándole los rincones mas íntimos de mi cuerpo e incluso en múltiples ocasiones me masturbe ante su furtiva mirada imaginando lo tieso que tendría su gran miembro viril.
Joel también se desinhibió mucho ante mi complacencia pues ya no se preocupaba mucho de ocultar el bulto de su gran verga cuando me estaba viendo los calzoncitos bajo las breves minifaldas que usaba para andar en casa y que eran tan pequeñas que ya no me las podía poner para salir a la calle sin que se me vieran las nalgas, esto por ser falditas que usaba en años anteriores y ahora me quedaban exageradamente cortas, así que con la tanga metida entre mis glúteos, cuando me empinaba a propósito frente a mi hermano, este podía verme las nalgas con toda facilidad.
Así pasaron unos cuantos meses y mi excitación y deseo de ser cogida por él iba en aumento y parece que el deseo era mutuo, empezó a venirse en el puente de mis pantaletas sucias dejando su abundante esperma en ellas y yo cuando él salía del baño entraba de inmediato y pasaba mi lengua por la leche que ahí había mojándome los labios, me masturbaba aplicándome una porción de semen en mi raja y en mi culito dedeandome y la mayor parte la tragaba, todo ello imaginando que estaba siendo cogida por mi hermano.
Un buen día decidí que si mi hermano me espiaba desnuda yo podría espiarlo a él cuando se masturbaba con mis pantaletas y así lo hice, quedé muy impresionada al verle por primera vez su tremenda verga, Rocío se había quedado corta cuando me describió el excelente instrumento de mi hermano, es verdaderamente enorme, de los muchos hombres que me han cogido ninguno ha tenido una verga tan enorme y gruesa como la de Joel, y sus güevos son formidables, grandisimos y sin un solo vello, ignoro si se los depila o simplemente no tiene vello en ellos, no imaginaba como podía ocultar tamaño miembro y güevos bajo su pantalón. Mientras el se chaqueteaba con mi ropa interior sucia yo me dedeaba mirando y deseando su gran cetro viril dentro de mi cuerpo y comer de manera directa su blanca y abundante leche.
La excitante práctica de espiar a Joel mientras se masturbaba con mi ropa interior sucia se hizo cotidiana y lo hacía casi a diario, mi cachondez y deseos de ser cogida por mi hermano me impulsaron a ponerme las pantaletas sucias con las que mi hermano se acababa de chaquetear estando todas llenas de su esperma, sentía rico su semen en mi panocha y como me escurría su leche por mi entrepierna y así me las dejaba puestas e incluso procuraba que él viera que traía puestas la pantaletas con las que se acababa de satisfacer. Ignoró si se daba real cuenta de ello o no.
En ese tenor de exhibicionismo, fisgoneo, excitación y masturbaciones duramos unos meses. Con Rocío mi relación amistosa seguía en ascenso y me platicaba con mas detalle los placeres sexuales que tenia con mi hermano y entre éstos, me confesó que a Joel le excitaba mucho que ella usara liguero y medias por lo que se los ponía muy seguido, así como que de que de vez en cuando le gustaba que ella no llevara ropa interior.
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Todo lo que mi cuñada me confiaba y que hacia excitase a mi hermano lo llevaba yo a cabo, así que si usaba normalmente liguero y medias unas dos veces al mes, ahora lo usaba dos o tres veces por semana y cuando menos una vez a la semana no me ponía ropa intima y por supuesto dejaba que Joel se diera cuenta de todo ello para llamar su atención y excitarlo mas de lo que de por sí ya lo tenía.
Por fin llegó el día anhelado y fue mi hermano quien dio el primer paso para el inicio de una relación sexual incestuosa. Fue al salir de una fiesta a la que asistimos, fuimos a dejar a Rocío a su casa y al pasarme al asiento delantero me distraje por un instante y Joel aprovechó para llamarme a atención dándome una palmadita en las nalgas que mas bien fue una sutil caricia, misma que repitió cuando llegamos a casa, al despedirnos me dijo buenas noches acompañado de la caricia discreta en mis nalgas.
Al día siguiente no podía dejar enfriar la situación, así que todo el día me dediqué a mostrarle mis encantos en minúscula ropa exterior y dejándole ver que carecía de ropa intima, las palmadas en mis nalgas se repitieron varias veces durante el día y cada vez mas tendientes a caricia, la última fue muy descarada poniendo su mano en mis nalgas y oprimiéndolas levemente ante mi sonrisa complaciente.
Para el lunes siguiente las acciones fueron definitivas, fuimos a firmar unos documentos a la oficina de un notario y al entrar al elevador del edificio quedamos colocados hasta el fondo del mismo, el elevador se llenó por completo, Joel bajó su mano y la colocó en mis nalgas acariciándolas descaradamente seguro de que no haría yo ninguna expresión escandalosa y ahí la dejó durante todo el tiempo que tardó el elevador en llegar al ultimo piso, al que íbamos, con sus respectivas paradas en pisos intermedios donde subía y bajaba gente, mientras eso sucedía solo nos volteábamos a ver sonriendo cínicamente mientras su golosa mano se hartaba de mis nalgas ante mí total complacencia, es por demás decir que la humedad de mi sexo empezaba a mojar mis pantaletitas por la excitación que mi hermano estaba provocando con sus lascivas caricias en mi trasero.
Al bajar del elevador y durante nuestra estancia en la oficina del notario no hubo comentario alguno, pero al salir y subir nuevamente al elevador, ahora totalmente solos, Joel me abrazó llevando ambas manos a mis nalgas acariciándolas apasionadamente mientras repegaba el enorme bulto de su verga en erección, en uno de los pisos el elevador se detuvo para que entrara una persona por lo que me soltó colocándose tras de mí haciéndome sentir su macana en mis nalgas, al siguiente piso la persona bajó y nuevamente quedamos solos, sus manos volvieron a mi cuerpo solo que ahora una de ellas se posó en uno de mis senos y la otra en mi bajo vientre buscando mi pelvis, duró poco el gozo ya que en cada piso subía gente.
Mientras caminábamos rumbo al estacionamiento donde habíamos dejado el auto tampoco hubo comentarios respecto de las caricias obscenas que me había prodigado, sin embargo al subirnos al auto dejé que se me subiera el vestido mas de lo normal, mi hermano constantemente volteaba a mirar mis muslos y por fin abordó el tema diciéndome que tenia bonitas piernas, al tiempo que yo le decía, a manera de pregunta, que si de verdad le gustaban, me subí el vestido de manera exagerada poniendo a su vista la totalidad de mis muslos hasta vérseme las pantaletas que portaba, enseguida su mano derecha empezó a acariciar mis muslos sobre las pantimedias subiéndola desde la rodilla hasta mi vulva.
Yo sin voltear a mirarlo solo dije en voz baja que me estaba poniendo caliente, por respuesta mi hermano me dijo que viera como estaba él y tomando mi mano la llevó sobre el bulto que hacia su vergota bajo el pantalón, por primera vez tenia aquel sabroso bulto en mi mano, se lo frotaba a lo largo del mismo confirmando su gran tamaño y grosor, me sobraban ganas de sacárselo y frotarlo en directo, pero aunque eso lo hacia frecuentemente con mis novios, con Joel me daba pena que la gente nos pudiera ver, sin embargo me dejaba manosear de mi hermano sin ningún pudor hasta que casi llegamos a casa fue que me arreglé el vestido como si nada hubiera pasado, excepto que tenia las pantaletitas empapadas con mi jugo intimo.
Ya en casa no podía dejar que la aventura se enfriara, así que fui a mi recamara y me despojé del vestido y las pantimedias, me puse una minifalda micro que apenas tapaba mis nalgas y un par de centímetros de mis muslos, me saqué el sostén y me puse un top, solo conserve la tanga totalmente mojada con la miel de mi sexo y me calcé unas sandalias destalonadas, tratando de verme lo mas sensualmente posible para provocar más aun a mi caliente hermano.
Salí de mi recamara a dar la cara a Joel quien se puede decir que ya me esperaba conservando el gran bulto que hacia su vergota erecta, estabamos en la cocina de la casa y ahí mismo nuevamente me empezó a manosear las nalgas bajo la micro falda y yo de plano me fui directa a su fantástica verga friccionándola con una de mis manos, mi hermano con la otra mano me frotaba las tetas por encima del top que las cubría.
Su mano hurgaba entre mis nalgas buscando tocar mi culito y parte de mi vulva, yo me dejaba complaciente disfrutando tan candentes momentos, lo único que me daba un poco de pena era lo mojadas que tenias las pantaletas y delataban el estado de excitación en que me encontraba, aunque no era necesario tocar mis calzoncitos para adivinar que estaba cachondisima, con mis acciones me delataba lo suficiente para que Joel supiera que la estaba gozando, y él a la par de mí, su vergota estaba dura como piedra que ya anhelaba ver en directo y poder palpar esos güevotes a los que de manera vehemente hacia referencia mi cuñada Rocío.
El coloquio fue interrumpido al escuchar que la trabajadora domestica se aproximaba a la cocina, Joel sacó su mano de entre mis nalgas y apartó la otra de mis pechos, yo quité mi mano de su enorme cetro viril y me acomodé la micro faldita y fingimos que tan solo estabamos platicando, aunque la sirvienta nos miraba con picara intensión como si se imaginara lo que estabamos haciendo.
Aquella lujuriosa maquinaria ya estaba en marcha y nada podía detenerla, me tomó de la mano encaminándonos a la escalera que lleva a las recamaras. Al pie de la escalera reanudó el manoseo por todo mi cuerpo por debajo de la ligera ropa que vestía, se bajó la bragueta y puso en libertad su majestuoso y apetitoso camote, sin dilación lo tomé con una de mis manos que se veía pequeñita ante el colosal tamaño del tolete de Joel y empecé a masaturbarle mientras subíamos la escalera, en tanto él continuaba cachondeando toda mi humanidad.
Cuando llegamos a la planta alta, la minifalda y el top estaban enredados en mi cintura y mi hermano besaba y chupeteaba mis tetas, yo a dos manos le seguía friccionando la vergota y acariciándole los güevotes. Me bajó las pantaletas a mitad de las piernas y con una mano me estrujaba las nalgas buscando mi culito y con la otra metida en mi bajo vientre cubriendo con la palma de su mano mi vello pubico me dedeaba la vulva.
Cuando reaccioné ya estaba completamente desnuda en su recamara, solo conservaba las sandalias de tacón alto y mi hermano estaba encuerado luciendo su deliciosa macana, impulsada por una fuerza superior me puse en cuclillas colmando de besos y chupetes su ricura y los enormes güevotes, en breve ya le estaba mamando la verga metiendo lo mas que podía en mi boca y garganta sin dejar de acariciar sus testículos.
Minutos mas tarde era su turno, me puso en pie y empezó a lamer y besar todo mi cuerpo, inició por mi tetas y fue bajando a mi vientre chupándome la vulva, me dio media vuelta para hacerle lo honores a mis nalgas y metiendo su rostro entre ellas me besuqueo y chupeteo el culo tratando de meter su lengua en mi ano y paso su lengua por mi muslos para volver a mi culo nuevamente.
Se incorporó acercando su tolete a mis nalgas y con voz temblorosa repetía, "Marisol te quiero coger", sin siquiera pensarlo le contesté contundentemente, "Cógeme, cógeme toda... quiero sentir tu verga muy dentro de mí por todos lados", al tiempo que me empinaba para facilitarle la consecución de sus deseos.
Colocó la cabeza de su enorme verga en los labios de mi vagina y lentamente empujó, mi vulva escurría de miel lo que facilitó una pronta y suave penetración, en instantes ya su vientre chocaba con mis nalgas, tenia la totalidad de su enormidad sexual en mi vagina. Inició el vaivén de su falo en mi sexo y poco a poco fue tomando velocidad llenándome de ese desconocido placer incestuoso que ahora disfrutaba y le animaba a seguir cogiéndome con frases cachondas en las que le suplicaba que me diera más verga y el primer orgasmo me llegó llevándome al cielo.
No era tiempo de pensar en la moral o en los prejuicios sociales, de mis labios salieron las palabras que consumaban con cinismo aquella deliciosa relación sexual incestuosa que ahora daba inicio, "Cógeme por el culito... Quiero sentir tu vergota entre mis nalgas... Enculame Joel... Enculame toda".
Sin esperar su aceptación me hinqué sobre la cama adoptando la pose de "perrita" y con ambas manos separé mis nalgas poniendo a su vista mi pequeño culito ofreciéndoselo para que lo penetrara con su magnifico tolete.
Mi hermano raudo acercó su vergota a mi colita y solo le escuché decir "Tienes un culito hermoso", sentí como dejó caer saliva en mi ano y la cabeza de su mástil viril se recargó en mi culo haciendo presión para dar paso a su vergota. No era la primera vez que me habrían de encular, pero sí con el tamaño descomunal de su verga, mi colita se fue abriendo poco a poco para dar paso al colosal invitado que fue llenando ni recto con su dura y gruesa estructura hasta llegar a mi intestino. Sentía dolor al paso de su vergota pero era más el placer que me proporcionaba, por fin me tenía totalmente enculada, su vientre rebotaba en mis nalgas metiendo y sacando su ricura de mi ano.
Mientras me cogía por el culo, con una de sus manos me frotaba las tetas y con la otra mi clítoris, su verga entraba y salía incontables veces de mi colita llevándome a un segundo y sensacional orgasmo haciendo que mis flujos vaginales escurrieran por la parte interna de mis muslos. Cuando Joel me alertó que estaba a punto de venirse, instintivamente dije, "No eyacules en mi culo, hazlo en mi boca quiero saborear tu esperma".
En cuanto sacó su delicia de mi colita me dí vuelta en un ágil giro para meter su tolete entre mis labios mamándoselo, en instantes inundó con su esperma mi boca tragándolo con placer. Le seguí mamando aun después de que había eyaculado para saborear hasta la última gota de su leche.
Para culminar aquel inicio de nuestra inmoral relación, nos besamos en la boca prometiéndonos mutuamente que lo repetiríamos todas las veces que pudiéramos siendo nuestro pecaminoso secreto.
Han pasado ya dos años y seguimos cogiendo con tanta lujuria como aquel primer día y todo gracias a Rocío, la novia de Joel, quien despertó en mí el deseo carnal por mi propio hermano.